Mientras tus fragantes manos guían mis sueños
y las gaviotas parecen revolotear tu nombre en el viento
mis ojos persiguen tu impetuosa silueta
se derrama el sol como complejo delirio
la luz a mí te revela, mas no te toca.
Inmóvil, aquí en la ciudad de cautivos anhelos
Inermes tus labios parecen cantar las más hondas soledades
inusitada gallardía que convoca tu sutileza,
y en el eco de ese desierto se consuela mi delirio
cazo mañanas para olvidar el olvido
por la noche soy presa de tus inhibiciones
que recubren los pasillos del mar errante
mientras el futuro se trenza en la seda de tu cabello
y el corazón de cristal se abre reflejando tu alma y la mía.
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