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domingo, 25 de abril de 2010

La Sensualidad del Delito

Eugenia Sessarego fue una víctima mediática de la prensa de los años setenta que encontró en ella un perfecto conejillo de indias para entretejer un fabuloso despliegue en lo que sería el crimen más sonado de la época, el asesinato de Luis Banchero Rossi, el magnate más poderoso del país y prometedor presidencial, que ha quedado como casi una leyenda, nunca fue satisfactoriamente resuelto, se han escrito algunos libros sobre el caso, una película fue montada años después y hay incluso un diario personal que seguía casi cada semana la estadía de ella en la cárcel. Ella era la pieza fundamental. Lograba el interés de la prensa, era odiada o defendida, creaba polémica y nunca pasó desapercibida. Pero ¿quién fue realmente?, ¿Dónde está ahora?, ¿que está detrás del rostro imperturbable de Eugenia?

De pie frente a un enorme edificio que ostenta una vista privilegiada, gente disfruta del poco calor que le queda a la temporada, el mar está silencioso, todo permanece en silencio ya que me concentro en el pórtico del edificio; lunas polarizadas le dan aun más misterio a la escena. Hay que pensarlo unos segundos, ya saben, preguntar es un riesgo, es ir hacia lo desconocido. Botón “Portería”, aparece un anciano dulce de la edad del personaje a quien busco…

- Vive aquí Eugenia Sessarego?

- Sí, toque el piso 4

Ya sé exactamente donde duerme y despierta ella, a quién he investigado, imaginado y amado en los últimos meses.

- ¿Sabe si está en casa?

- No podría asegurarle, tiene que tocar el número 4

Es difícil, el momento ha llegado, quizá ella esté en casa pero enfrentar este hecho, causa mucha zozobra, siento por un momento que no soy capaz, pero de pronto me doy cuenta de que habiendo llegado hasta allí, sería una tontería, una cobardía irme. A través de esta bella vista del distrito de Miraflores ha contemplado su libertad desde el lejano 1977 cuando el presidente Belaúnde la indultara junto a Juan Vilca, quien la ultrajó y violentó el fatídico día 1ero de enero de 1972 en el que empieza su pesadilla.

Luis Banchero avisa que se quedará unos días en Ecuador, un viaje ‘relámpago’ y de negocios, al menos eso es lo que dejó dicho a su novia y familiares, no quería ser molestado, quería recibir el año en la tranquilidad de su residencia de Chaclacayo y en compañía de una mujer que le encantaba y que consideraba inigualable. Eficiente y hermosa con Eugenia podía mezclar los negocios con el placer, tendrían un día tranquilo pero también trabajarían algunos asuntos que por las fiestas habían quedado pendientes. Llegan a la casa sobre el medio día con algunas cosas para comer y una gran sonrisa de complicidad. El nuevo año miraba muy bien.

Ambos habían llegado hasta la puerta, de súbito sienten una presencia extraña, en tan sólo décimas de segundo un airado sujeto les apunta con un arma que Banchero logra reconocer como suya. El joven Juan Vilca de tan solo 18 años, hijo del jardinero tenía un plan, matar a Banchero después de quitarle cuanto dinero pudiera para realizarse una cirugía plástica y quedarse con la acompañante de turno, para así imitar la hombría de uno de sus héroes: James Bond.

- Wait a minute! Grita Vilca visiblemente exaltado

- I kill you! Vilca trata de imitar a su héroe favorito en un pésimo inglés.

- Kill you! Hands Up!

- Habla en castellano pues, dice Banchero

- Cállate. Esto es un asalto. Necesito dinero.

- Tengo como mil soles en el bolsillo. Toma el dinero y vete

- No me des ordenes, mi padre siempre me está dando órdenes y odio eso…

- Tírate al suelo! Boca abajo! Rápido!

- Mujer, amárrale los pies! Y tira cerca de Eugenia un cordón grueso, ella no sabe como atar a Banchero, quiere hacerle un nudo falso, fácil de desatar, pero no lo logra, se siente torpe y desesperada, pero trata de parecer serena para no despertar la ira de Vilca.

Luego de esto Eugenia es vendada, no vuelve a ver con vida a su amante y jefe, es conducida al segundo nivel de la casa, ultrajada y amenazada de muerte con un cuchillo de cocina, por un “loco” como ella atestiguó ante el juez José Santos Chichizola; después de consumada la violación logra convencer a Vilca de no matarla, lo seduce y le promete marcharse con él, éste cree a la Sessarego y sale en busca de un auto y cosas para la fuga; mientras tanto Eugenia baja con sigilo y busca un teléfono para llamar, en su camino ha encontrado a Luis Banchero malherido y moribundo, hace algunas llamadas, ninguna a la policía ni a una ambulancia, es por esto especialmente que es acusada de complicidad, esta falta de tino que según el juez no podría ser casual. Poco después llega el auxilio de dos amigos de Banchero y Sessarego. Luis Banchero es declarado cadáver en la Clínica Javier Prado ha muerto con graves contusiones y por dos puñaladas propinadas en la espalda.

1 comentarios:

Unknown dijo...

Hola, fue el General Morales Bermúdez quien indultó a Eugenia.
Saludos.