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domingo, 25 de abril de 2010

La Sensualidad del Delito (Parte 2)

Las fotografías de Eugenia hablan mucho sobre ella, no solo de sus rasgos físicos generales sino también de sus maneras y de su carácter, en especial las tomas que se hicieron durante el juicio, su fiereza, su ímpetu. Particularmente me gustan las de estudio, las de su juventud, que retratan sin miedo la dulzura de sus gestos. Su belleza radica en la armonía de su rostro, sus ojos redondos y almendrados; su nariz pequeña y respingada; sus labios carnosos y sensuales, su cabello recogido o suelto se impone siempre al igual que su figura torneada y voluptuosa. Su sonrisa es tímida y delata su distinción.

Más de tres décadas después trata de disimular los años debajo de un maquillaje cargado que empezó a lucir luego de su separación de Manville, este hombre, tal vez el único, que logró dominar su espíritu indomable. Manville adoraba a Eugenia pero no se sentía capaz de competir con su arrolladora personalidad y encanto, esto traería problemas al matrimonio Smith-Sessarego hasta llevarlo a la disolución. Separados por mutuo acuerdo la custodia de Manville Jr. estaba también decidida: ella lo tendría a su cuidado todo el año y el padre lo recibiría en los Estados Unidos tres veces al año, a menos que residiera en Lima de nuevo y pudiera verlo tres veces por semana tan solo por unas horas, mientras Eugenia trabajaba full time en la oficina de Banchero, de donde no regresaba a casa sino hasta las 7pm. El matrimonio Smith-Sessarego había fracasado por la fuerte personalidad de Eugenia y por la inexperiencia de la que venía acompañada la edad de ambos.

Resulta contradictorio pensar en que ella hubiera querido arriesgar su felicidad, siendo cómplice en un crimen; después de mucho tiempo por fin sería soltera otra vez, y podría disfrutar de nuevo de su nombre, su tiempo y los pretendientes, que no escaseaban. Además de ya no tener el yugo de Manville que le impedía ser ella misma o que se lo permitía haciéndola sentir culpable. Por fin podía dejar lucir su figura curvilínea en delicados y finos trajes, acentuar la belleza de sus ojos con algo más de maquillaje, usar aquellas joyas que él detestaba, por considerarlas recargadas. Eugenia esperaba tanto por año nuevo 1972 que aceleró el proceso de divorcio para recibir el año con el nombre de soltera que le daba sicológicamente la libertad: Eugenia Sessarego Melgar es ahora libre y baila en un par de reuniones por año nuevo que organizan las amigas secretarias de OYSSA, la firma de Banchero donde ella es la estrella, la jefa y la mujer de confianza del hombre más importante y prometedor del Perú. ¿Quién querría arriesgar eso?

Imágenes en su mente la perturban pero la calman, son imágenes de su vida cuando fue mejor, ese tipo de imágenes que solo aparecen ante nosotros en momentos en los que necesitamos recordar algo que nos ayude a sobrevivir: una niña que toca el piano prodigiosamente, que aprende a bailar la marinera con sus sirvientes, que consigue cada año las mejores calificaciones de su clase, que se casa ilusionada y alumbra un bello niño, este es quizá el recuerdo doloroso, Eugenia cómplice o no, nunca dejará de ser madre: Manville Diego está aun fuera del país, mientras visita a su padre durante las vacaciones, como lo estipula el contrato de divorcio, y justamente durante la primera semana de lejanía es que ha sucedido esta tragedia: Banchero Rossi ha muerto y Eugenia pasa de ser testigo clave a sospechosa y acusada.

Ella nunca había estado en un lugar así, y no quiere estarlo, ni aun por primera vez tratada como una delincuente o quizá como una mujer común y corriente se siente como las demás. La cárcel de Chorrillos no es lugar para una dama, piensa, y mucho menos para una mujer inocente, fuma Marlboro para controlar su ansiedad, es confundida con burrier debido a su belleza y al desconocimiento de las reclusas con las que al comienzo le es difícil convivir y con las que luego entablaría una entrañable amistad.

La ex secretaria del magnate asesinado fue acribillada con preguntas durante lo que duró el proceso, más o menos unos nueve meses, durante este tiempo mantuvo la misma rutina de emociones visibles en ella: comenzaba los interrogatorios con una postura más bien tranquila, a medida que las preguntas se iban poniendo más detalladas y repetitivas, se exaltaba gradualmente y cuando llega a la incomodidad no puede ocultar su agresividad. Insiste ardorosamente en proclamar su inocencia, incluso manifestaciones feministas de aquella época la utilizaron como un icono. Ocupó las portadas de los principales revistas: Oiga, Caretas, Gente, Mundo, y los periódicos en Boga: La Prensa, El Comercio, Expreso entre otros, presentaban en sus ediciones más de un artículo sobre el caso.

El hermetismo acerca de Eugenia es sorprendente, es como si su nombre estuviera maldito pero a la vez protegido por hilos invisibles. Aunque es abogada, su secretaria no permite tener su teléfono de contacto a menos que cuente con la presencia del cliente o se expliquen las razones contundentemente, es casi como si se tratara de la representante de una estrella, supongo ella aun desea protegerse de los curiosos. Todas las piezas de rompecabezas con las que poco a poco he ido hilando su vida tienen una concordancia lógica: al estar en la cárcel por un aproximado de dos mil días, planeó como iba a ser su vida cuando esta comenzara de nuevo, fuera de la cárcel: es así que terminaría una carrera como siempre había querido; tanto talento suyo y preparación tendrían que desembocar en algo que le sirviera para que jamás nadie de nuevo nadie pudiera injuriarla sin que ella pudiera defenderse o hacer algo al respecto. En la actualidad Eugenia se desempeña como abogada de la prestigiosa Universidad Católica, además de ser docente y consultora del Centro Resolución de Conflictos especialista en solución de conflictos no judiciales: negociación, conciliación, creación de consenso, todo lo que ella deseó se llevara a cabo durante el la investigación del “Caso Banchero” y que ahora es una gran causa en su vida, creo que este es un detalle fundamental y humano en ella, el querer mejorar la condición de otros antes de la vía judicial que ella siente le hizo tanto daño.

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